lunes, mayo 08, 2006

Historia de una depilación I

Capítulo I. Lunes
Llego a casa nervioso y excitado. Hoy voy a poner en práctica mi plan para sorprender a cuchicuchi y pasar una noche de sexo animal. He decidido depilarme pubis y testículos y quedarme suave como un Cd virgen, a ver si se anima la cosa matrimonial, que últimamente anda de capa caída.
Como no tengo ni idea de cómo hacer esto, pregunto a una amiga de un foro aprovechando que veo en una foto suya que ella también se rasura.
Leo y apunto sus consejos:
Primero rapar con máquina de cortar el pelo.Utilizar espuma o gel. Pasar maquinilla, nunca a contrapelo. Luego echarse crema hidratante.
No puede ser tan difícil. Todas las tías de las fotos con las que me la meneo llevan el chochete como la pantalla del PC. Llego a casa y manos a la obra. Primero la máquina del cortar el pelo. Esto es fácil. Intento pensar en el Fary manteniendo relaciones homosexuales con TinkyWinky porque el cosquilleo de la maquinilla en las pelotas me está poniendo cachondo, y como me líe…
Acabo el primer rasurado con la máquina. Coño, cómo mola, ahora llevo el mismo corte en la cabeza, en la perilla y en la polla. Soy capicúa.
Vamos con la espuma. Esto también tiene su gracia. Vuelta a pensar en el Fary y TinkyWinky. Con la espuma, mi pito parece un Papá Noel. Hago el bobo delante del espejo “¡Aaaaahhhhh!, un pene rabioso, ¡aaaaahhh!”. Bueno, al grano que te me distraes.
Cojo la cuchilla de afeitar. Se van a cagar, es la Guillete Mach3 Turbo TDI 16v. Esto corta más que la sierra de Viernes 13. Grácilmente levanto mi escroto para tener mejor visión. Primera duda: Vale, hazlo en el sentido del pelo. ¡Coño! ¿Cuál es el sentido del pelo en un cojón? Cagada, yo tengo el huevo redondo (¿qué raro, no?), los pelillos no parecen tener un “sentido”.
Simplemente, salen de punta. Bueno, pues entonces dará igual. Voy pasando la maquinilla con cuidado, aunque no evito darme un pellizquito. Miro haber si por el corte que me acabo de hacer en el huevo asoma el pollito. No, ha habido suerte. No asoma ni un esperma. Lo he pasado mal cuando he llegado a la zona que linda con el ojo de Sauron, casi atrás, pero la cosa no ha ido mal.
Ataco el otro huevo, más de lo mismo,voy a atacar los muslos, ahí casi no tengo vello, excepto en la zona más próxima a la bolsa escrotal. Sin problemas. Queda tan suave como las nalgas de una quinceañera patinadora. Toca la parte superior, que afeito sin problemas. Bidé y agua caliente… parece que noto algo de escozor por algunos puntos. Serán cortecitos. Me miro al espejo. Joer qué impresión.
Parece que vuelvo a tener 10 años. No, no lo digo por el tamaño del pene, lo digo por la calva.
Pero algo va mal. Observo grandes deficiencias. Veo las piernas peludas y, llegando a los muslos, de repente, una calva. Los mismo sucede en la panza, baja un canalillo de pelos desde el ombligo y al llegar al paquete…¡zas!
Parece los montes de Chernobyl. Y por detrás es aún peor. ¿Cómo voy a llevar un culo peludo y que al girarme parezca que ha llegado el otoño? Queda de pena.
Calma, que no cunda el pánico. Aún quedan 2 horas para que llegue cuchicuchi. Tengo tiempo, espuma, cuchillas y pulso de cirujano (con cirrosis, eso sí). No queda otro remedio. Primero el culo. ¿Alguien se ha depilado el culo sólo? Mientras lo hago siento que soy el primero en intentarlo. Me retuerzo hasta que me cruje el espinazo para poder verme. No llego a verme el culo y empiezo a afeitar sin ver. ¡Mierda! ¡Se me olvidó pasarme la máquina del pelo primero! Ya da igual. Llego a la zona del ano.
No veo nada. Cojo un espejo de mano de cuchicuchi, el que utiliza para depilarse las cejas y esas cosas. Me pongo en la cama como una mujer en el paritorio. Con el espejo de la pared y el de mano hago posturas hasta que me veo el culo. ¡Coño! tanto tiempo juntos y apenas nos conocíamos. Un par de minutos depués y a base de pasarme la mano por el “lomo”, dejo de notar pelos. ¡Culo depilado!
Después de eso, las piernas no tienen dificultad. El torso lo hago leyendo el Hola. Joer con el Rey, cómo se lo ha pasado en la visita a Marruecos.
Bueno, pues dos cuchillas y medio bote de espuma después ¡no me reconozco!
Coño, hasta parezco un deportista. ¡Qué fresquito se nota! El aire hace cosquillitas por zonas que antes estaban abrigadas. No sé si ponerme trocitos de papel en los cortecillos, como hago con la barba. Decido que mejor no, no vaya a verme mi mujer y me suelte “¡anda!, ¡qué disfraz de momia más guapo!”.
Una duchita para eliminar todos los pelillos y resto de espuma, con la maquinilla voy repasando algún despistado. Esto me gusta, me siento limpito, no sé, como más higiénico sin tanto pelacho.


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